Otra vez el parpadeo del cursor y el movimiento sin contar historias. Un borrado continuo de líneas que no dicen nada. Mi mente sólo puede rememorar lo que recuerda de la ansiedad. La ansiedad que he tenido al venir en autobús hace un momento. Primero, escuché un sonido que venía desde dentro de mi caja torácica…Mi cabeza, acostumbrada a interpretar, lo catalogó como una arritmia. ¡Qué nombre, tiemblo al escribirlo! A partir de ahí empezaron a venir los pensamientos de muerte directamente a mi cerebro. Como ver una partida de dardos en un bar. Mientras, el autobús soltaba bufidos, y paraba cada doscientos metros para bajar a otra persona. Y yo alejándome cada vez más de mi casa, de mi zona segura. Hasta la monotonía se vuelve siniestra cuando tienes ansiedad. Mi mente va a mil, mientras el autobús se dedica a sus quehaceres diarios. Un conductor cualquiera conduce mecánicamente sin saber que en su autobús, al menos una persona, está muriendo una y otra vez. Como Prometeo, cada cinco segundos.
PODRÍA INTERESARTE...
Reflexiones
21 de enero de 2025 / Sin categoría